martes, 14 de septiembre de 2010

Inteligencia Animal

El aprendizaje como capacidad de adquisición de nuevas destrezas, habilidades, como cimientos, conductas etc. posee un nexo directo con inteligencia y evolución filogénica. Esto quiere decir que la capacidad de adquisición de nuevos conocimientos viene dada por las posibilidades que nos otorga nuestra historia evolutiva y las capacidades individuales; entonces ¿Cuál sería la diferencia entre la inteligencia humana y animal?, ¿Qué nos hace cualitativamente humanos desde este punto de vista?.

Diversidad de estudios han demostrado que las capacidades de socialización con miembros de la misma especie posibilito el desarrollo de la neocorteza y la aparición de facultades cognoscitivas en los primates de gran tamaño, por lo cual, conductas sociales posibilitarían el desarrollo de la memoria, clasificar relaciones (entre individuos y de tipo causa efecto), capacidad de inferir relaciones transitivas, reconocer actor de cierto tipo etc.

Los invito a revisar el siguiente video y leer el artículo “LA INTELIGENCIA MAQUIAVÉLICA DE LOS PRIMATES Y LA EVOLUCIÓN DEL CEREBRO SOCIAL” para adentrarse en conceptos relacionados con la capacidad de adquisición de conductas desde el punto de vista evolutivo e cognitivo.


http://www.dailymotion.com/video/x7l6gn_inteligencia-animal_school

http://www.medigraphic.com/pdfs/salmen/sam-2002/sam025d.pdf


Saludos

Pamela Cortés Herrera

Tutora Ayudante

Psicología del Aprendizaje


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1 comentarios: on "Inteligencia Animal"

Anónimo dijo...

Los delfines son una de las especies más inteligentes del planeta. Suelen andar en grupo cerca de las costas y están entre los animales que más interactúan con el ser humano. Hasta ahora era sabido que utilizan la ecolocalización para su orientación, así como los sonidos y la danza para interactuar y comunicarse. Pero ahora la prestigiosa revista Science ha publicado que, según estudios recientes, estos simpáticos mamíferos marinos también pueden llamarse por su nombre.

Para llegar a esta conclusión, se partió de dos datos que ya se conocían del comportamiento de estos animales. Por un lado, cada delfín produce un sonido particular, una suerte de silbido, que lo vuelve reconocible para sus pares. Y, a su vez, son excelentes imitadores de sonidos, incluso algunos muy complejos producidos por computadoras. Teniendo esto en cuenta, los científicos se preguntaron si era posible para ellos imitar el sonido característico de sus pares.